miércoles, 7 de diciembre de 2011

Tamaño medio

   Lo que hoy me ocupa es algo que me ha dado rabia toda la vida desde que trabajo y que seguro lleva pasando desde que la hostelería es hostelería. Desde que el mundo es mundo. Desde que el universo es universo (o para el mundo religioso) desde que Dios es Dios. 
   Vas a una mesa, libreta y bolígrafo en mano (PDA incluso), bandeja en la sobaquera. Te postra delante de los clientes, no con tu mejor sonrisa pero si con la que tienes hoy, preguntas y la respuesta primera es un "Ufff, no se, es que no me apetece nada en verdad". A ver, pedazo de imbécil de mierda, si no tienes intención de comprar nada de lo que se ofrece por qué me molestas. Estoy seguro de que esta gente no tiene la gracia en si misma suficiente para plantarse en un concesionario de BMW, meterse dentro de un coche y cuando el comercial pregunte soltarle "no, si en verdad es que no me apetece coche". Que habrán inútiles que lo hagan seguro, pero no es lo natural. Aun así no es esto lo que mas me molesta.
   Aquello que me da rabia pero de verdad, he incluso me llega a molestarme realmente muy mucho creo que hasta demasiado, es cuando te piden el tamaño mediano, hasta con miedo por qué les has dado la opción de que elijan el grande e incluso, así a lo loco, has vislumbrado la opción de un tamaño pequeño. Y es que lo peor de esta gente es que la ves venir desde lejos. Esa planta de temerosos de dios, de aquel que no ha cruzado nunca sin mirar, que no ha tomado un solo riesgo en la vida, y que han tomado las decisiones importantes de la misma por él. Una puta y vomitiva ovejita. Siempre elije mediano, porqué grande es demasiado y pequeño puede dar pie a malpensar. Es el complemento perfecto a su polo de Springfield, sus pantalones cortos por encima de la rodilla y chanclas, todo ello unicolor. Es el tamaño del que tiene una vida mezquina, del hijo de puta que chismorrea porqué siempre le dijeron que no era bueno levantar la voz, del puto parásito intelectual del "ni pa ti ni pa mi", perfecto para no tener que decidir ni tener que pensar, la sofisticación del inepto que se deja llevar y la vía de escape perfecta para la pareja de vida triste que ya no se dicen nada por habérselo dicho todo, padres de unos demonios indomables fruto de tu total ineficacia como padres, reflejo en si mismo de su mediocre (o mediana) y triste vida.
   No nos equivoquemos, este tamaño mediano es el que me da de comer, de vez en cuando. El tamaño mediano es la masa, de la oveja que nunca se separa del rebaño ... y el lobo necesita comer.

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